Ecoreligión

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sábado, 9 de julio de 2022

El freno al desastre ecológico

Está claro hacia dónde se dirige el mundo actual si no se cambia el rumbo: hacia el desastre, el colapso ecológico consecuencia de la "plaga" humana. Unas pocas personas viven a cuerpo de rey gracias al uso de los recursos naturales y humanos de todo el planeta...¿pero puede esto durar?

Se ha calculado que si todos quisiéramos vivir con el estándar de vida y consumo de un norteamericano o un europeo medio, necesitaríamos los recursos de 7 planetas como la Tierra...como no los tenemos, el 80% de la gente del planeta NO vive precisamente en un mar de abundancia.

Ya que es imposible, la cuestión no es que todos debamos vivir de acuerdo al tipo de vida consumista, sino precisamente limitar o parar el consumo sin sentido que motiva el marketing (in)eficaz. El problema es que esto no parece posible dentro de la dinámica actual de las sociedades actuales...¿está entonces el mundo condenado a la injusticia?

La respuestas es: "sí, pero no por mucho tiempo...". Porque sólo hay dos opciones: o dejamos de despilfarrar los recursos naturales -es decir, o dejamos de tomar CocaColas, comprar Barbys y planchar la ropa- o la sociedad global humana tal como la conocemos terminará mal increíblemente rápido.

El cambio climático es el resultado más evidente y mediático de "la forma de vida si cuidar el medio ambiente. Pero para vivir la realidad de las consecuencias no hace falta esperar un futuro catastrófico apocalíptico consecuencia del trastocamiento del clima: se ven ya en la ausencia de espacios verdes, en la falta de aire puro para respirar, en la forma maquinal de vida de la gente que sólo trabaja para comer o para pagar su hipoteca.

El apocalipsis ES HOY, eso enseña la Ecoreligion.

Pero con predicar no es suficiente.

Nosotros insistimos: no hay que lamentarse, hay que hacer.

Nosotros no nos lamentamos de lo que ocurre, informamos, pero sobre todo ACTUAMOS. 

Hacemos cosas para contribuir a que no ocurra lo peor, y de que la maldad de todos los días deje paso a una vida ecoreligiosa.

No estamos de acuerdo con los que hablan pero no predican con el ejemplo. La función de la gente que no hace nada al igual que la del "intelectual puro" (sea pensador o filosofo), por muy "necesaria" que se diga que es, nos parece principalmente hipócrita.

La Ecoreligión no es una "religión de sillón".

La reflexión es el primer paso para la acción...pero cuando se queda en un primer paso no es nada más que una actitud hipócrita. Un intelectual de sillón es igual que una televisión o un político: habla, informa, miente, critica, pero no actúa para cambiar lo que analiza, sigue robando y viviendo en ese sistema que dice mira de forma crítica.

Es cierto que es indudable la influencia de la ideología a través de las letras. Pero en este mundo de publicar y republicar virtualmente, de despotricar y pensar que las cosas se cambian por hacer un "flyer", es nuestro deber recordar que para salvar la ecología hay que plantar árboles, no ponerse a retwitear.

Los ecoreligiosos antes de escribir teorizar sobre un problema nos aseguramos de que no formamos parte de la causa dentro de nuestras posibilidades, o de estar buscando como evitar formar parte de ella...aunque, por supuesto, hay cosa que hay que hacer por mera supervivencia.

La ecoreligión, no es solo una doctrina, es acción para la búsqueda de una solución. Únase a la ecoreligión: para dejar de ser algo y pasar a ser alguien. Porque sin árbol no hay vida ni ciencia.

 

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